Huerta de Soto, catedrático de Economía de
Y es que, según Huerta de Soto, todos los problemas financieros y económicos de hoy son resultado, de una u otra forma, de la aprobación de esa concreta medida legislativa. En esencia,
Así, por ejemplo, cuando un alguien deposita 100 euros en una cuenta a la vista (cuenta corriente), su dinero, en realidad, se esfuma ya que, automáticamente, la entidad está autorizada legalmente por el gobierno para prestar hasta el 98% de esa cantidad. Esos 98 euros son, a su vez, depositados en otra cuenta y, nuevamente prestados a otro cliente con tal de reservar el 2% (coeficiente de caja), y así sucesivamente en un proceso que puede repetirse hasta 50 veces, aumentando de forma exponencial la oferta monetaria.
Concebida inicialmente para evitar los recurrentes ciclos de auge y recesión que estaban afectando a la economía británica hasta esa fecha, la citada ley fracasó al no incorporar los depósitos a la vista como parte de la oferta monetaria, excluyendo este ámbito de la necesidad de contar con la reserva de 100%. De ahí, precisamente, que el sistema de reserva fraccionaria bancaria continuara existiendo y produciendo expansiones del crédito periódicas, que como explicó el catedrático detalladamente, dan lugar a recurrentes burbujas y depresiones económicas, como la actual.
El ahorro es sano y necesario
Huerta apoyó su exposición en la teoría de los ciclos económicos de
Así, hizo hincapié en que en una economía libre, en la que los agentes se guían por las señales del mercado (beneficios, precios, salarios, tipos de interés), existe una tendencia a la coordinación de las decisiones de quienes producen bienes y quienes los consumen, de quienes ahorran y quienes invierten, etc.
En este contexto, los empresarios producirían aquellos bienes que más urgentemente son demandados por los consumidores y los inversores invertirían los recursos financieros de los ahorradores en la forma que éstos consideren más valiosa, atendiendo a un riesgo determinado.
¿Qué pasaría si, en esta economía de libre mercado, disminuyera de repente y de forma significativa el consumo (aumentara el ahorro)? Se tiende a pensar que este fenómeno conduciría a una recesión, dado que si cae el consumo los empresarios dejarían de producir, puesto que sus ventas caerían dramáticamente. Según esta perspectiva, el aumento del ahorro pueden ser perniciosos para la economía en su conjunto -lo que se llama la "paradoja del ahorro"-, especialmente en etapas de recesión, tal y como defienden los autores keynesianos.
Sin embargo, Huerta de Soto explicó que esta visión responde a una imagen de la economía muy simplista, ya que tan sólo toma en consideración una pequeña parte de la estructura productiva de una economía: la que se dedica al consumo final. En efecto, basándose en el trabajo de Hayek, el economista muestra cómo hay toda una serie de etapas previas de producción que deben considerarse.
Al producir un coche, por ejemplo, la etapa de producción dedicada al consumo final (concesionarios) es sólo una mínima parte de todo el proceso productivo, debido a que primero deben extraerse las materias primas y recursos naturales, luego éstos tienen que transformarse, deben diseñarse los modelos, y así sucesivamente hasta que, finalmente, desemboca en el bien de consumo final.
¿Por qué existen ciclos de auge y recesión?
Así, Huerta de Soto señaló que, a través de diferentes mecanismos, como el descenso en el tipo de interés, un aumento en el ahorro en un mercado libre conduciría a dedicar más recursos a las etapas que están más alejadas del consumo final (extracción de materias primas en lugar de concesionarios). Ello generaría una economía más intensiva en capital, fomentando aumentos en productividad, lo que en última instancia fomentaría el crecimiento económico.
Sin embargo, el problema, según el catedrático, se produce cuando entra en juego la expansión del crédito, originada por el sistema bancario de reserva fraccionaria, por el que los bancos pueden "crear dinero virtual de la nada". Esto se debe a que en este sistema los bancos sólo tienen que guardar como reservas un porcentaje mínimo del dinero que los clientes mantienen como depósitos, mientras que la inmensa mayoría de éste lo dedican a préstamos empresariales u otros. Todo este proceso pernicioso viene además dirigido por el banco central, organismo encargado de gestionar la oferta monetaria y fijar los tipos de interés.
Expansión monetaria y ajuste
Esta expansión del crédito, no financiada mediante ahorros reales sino gracias a la expansión crediticia de la reserva fraccionaria, es la que da lugar a una etapa de elevado crecimiento económico, sobre-optimismo, burbujas financieras, y otro tipo de procesos insostenibles. En un primer momento, son recibidos con gran entusiasmo por gobiernos, empresarios y consumidores ya que éstos se benefician de ello.
Pero, "¿cuándo tiempo puede durar esta fiesta?, ¿cuánto puede durar esta ilusión por la que todo el mundo puede conseguir lo que quiere sin sacrificios?", se preguntó. Y es que, es en este periodo cuando se generan distorsiones graves en la economía que son descubiertas ulteriormente por el mercado y dan lugar a la crisis financiera y la recesión económica.
Así, la crisis financiera empieza cuando se descubre que el verdadero valor de los préstamos concedidos por el sistema bancario en la etapa de auge es mucho menor de lo que se pensaba inicialmente. El mercado descubre que los bancos, en realidad, están quebrados, y si no fuera por el prestamista de última instancia (banco central), todo el sistema financiero y monetario colapsaría. No obstante, añadió que la crisis bancaria no es la causa de la recesión económica, sino uno de sus más importantes síntomas.
Por su parte, la recesión de la economía real comienza cuando el mercado descubre que muchos proyectos de inversión lanzados durante el boom no son realmente rentables, lo que lleva a la necesidad de reestructuración de la economía, en forma de quiebras de empresas, abandono de proyectos empresariales o desplazamiento de factores productivos (trabajo o capital) de los sectores más afectados a otros nuevos.
El problema de fondo, enfatizó Huerta de Soto, es que la expansión crediticia hizo que los empresarios tomaran sus decisiones guiados por falsas señales, como si hubiera un ahorro real mayor de lo que en realidad había. La recesión, por tanto, marca el comienzo del doloroso reajuste que debe producirse para volver a una senda de crecimiento sostenible.
La normativa contable es perniciosa
Tras esta exposición teórica, el profesor pasó a aplicar estas ideas a la situación actual. Empezando en el año
Además de las políticas monetarias, Huerta de Soto señaló el negativo impacto que causó la modificación del tradicional marco regulatorio contable y su sustitución por los nuevos Estándares Internacionales Contables (International Accounting Standards, IAS en inglés). Éstos han significado el abandono del principio tradicional de prudencia, sustituyéndolo por el principio del "valor razonable" a la hora de valorar los activos en los balances, particularmente, los financieros.
Según puso de manifiesto, estas reglas tienden a exacerbar los problemas, fomentando mayor cantidad de errores y euforia irracional en la fase del auge, lo que empeora las cosas en la fase de crisis. Por ello, defendió la vuelta a las reglas contables anteriores cuando antes.
La responsabilidad de la crisis no descansa, según el profesor, en el mercado libre, sino en un sistema institucional de la banca y el dinero que tiene graves fallos que son los que generan los ciclos. Un sistema caracterizado por la reserva fraccionaria, la existencia de una agencia de planificación como es el banco central, numerosas regulaciones financieras y la existencia de un dinero público (tan sólo el Estado puede emitir dinero legal).
La solución: reforma bancaria y liberalizar los mercados
De todos los escenarios futuros posibles, afirmó que el más probable es que, contra todo pronóstico y a pesar de todas las perniciosas intervenciones de los gobiernos, el mercado será capaz de salir adelante y hacer que la economía se recupere con cierto éxito. Pero para facilitar esto deben liberalizarse todos los mercados, especialmente el laboral, reducir el gasto público y los impuestos.
Pese a su optimismo en la recuperación, advirtió de que es muy probable que los bancos centrales no hayan aprendido la lección y que, tras la recuperación, se volverán a producir procesos de auge y recesión como el actual, independientemente de que regulaciones como Basilea III se aprueben o no.
Huerta de Soto concluyó su intervención advirtiendo que para evitar estos ciclos recurrentes, que desde hace décadas afectan a la economía, la única forma es:
1. Poner fin al sistema de reserva fraccionaria e instaurar un sistema de banca donde todos los depósitos a la vista y equivalentes deban ser mantenidos como reservas, sin posibilidad de prestar contra ellos.
2. Eliminar los bancos centrales como prestamistas de última instancia.
3. Privatizar el dinero y restaurar el clásico patrón oro.
En este sentido, aplaudió la propuesta de Steve Baker y Douglas Carswell, diputados conservadores, que hace poco presentaron en el Parlamento británico una revolucionaria reforma financiera, consistente en limitar la reserva fraccionaria de la banca. Hasta el propio gobernador del Banco de Inglaterra, Mervyn King, parece ver con buenos ojos esta medida. Se trata, sin duda, de un primer paso muy positivo y necesario para evitar crisis como la actual en el futuro, concluyó Huerta de Soto..
A. Martín / M. Llamas
Tomado de Libertad Digital
No hay comentarios:
Publicar un comentario