Ezequiel Ferreira se debate entre la vida y la muerte en la sala de terapia intensiva del Centro Gallego por ello este lunes 8 realizaremos una denuncia penal y un acto en la puerta de la clínica.
Ezequiel fue explotado en la empresa rural Nuestra Huella S.A. desde los cinco años de edad, y allí contrajo cáncer, producto de la manipulación de agroquímicos. En estos momentos, su infancia, su salud, su futuro, se esfuman producto de la codicia, la esclavitud y la corrupción de empresarios, políticos y policías.
Ante la gravísima situación del niño, abogados de
La denuncia penal se presentará ante el fiscal federal de Campana, Orlando Bosco, en la causa que tramita en el juzgado Federal Nº 2 de Campana, por trata de personas y reducción a la servidumbre en las granjas de la empresa Nuestra Huella.
Los abogados de
Parapetada junto a su cama, con una impunidad que asusta, Leticia García de Luaces -propietaria de esa empresa asesina y explotadora de Ezequiel- vigila tenazmente los movimientos del nosocomio, dispuesta a todo para tapar las pruebas que deberían llevarla tras las rejas.
Luaces y sus secuaces (su hija Luz y Alejandra López Camelo) saben como explotar la vulnerabilidad de familias migrantes extremadamente pobres, como silenciarlos, como perpetrar su dominio más allá de las cercas de sus granjas. También saben como comprar la complicidad de funcionarios, sindicalistas corruptos, policías y profesionales.
Es que la fortuna de los Luaces y la prosperidad de Nuestra Huella es producto de una aberrante trama de esclavitud, corrupción e impunidad que involucra importantes políticos, sindicalistas corruptos de UATRE, agentes de la división trata de personal de
Nuestra Huella S.A., es la principal empresa avícola del país, con una facturación que supera los 400 millones de pesos al año y exporta su producción al primer mundo. Cuenta con setenta granjas, cada una de las cuales tiene un promedio de cuatro galpones con unas 20.000 gallinas cada uno. El sistema de producción de la empresa se basaba en la contratación “en blanco” de un trabajador por galpón, generalmente un migrante boliviano o de alguna provincia del norte argentino. El trabajador debía instalarse en la granja con su familia que indefectiblemente se veía obligar a trabajar mancomunadamente para alcanzar los cupos de producción exigidos por la empresa. Es decir, Nuestra Huella pagaba un sueldo y obtenía el trabajo de la mujer y los hijos del empleado.
La imagen de Ezequiel Ferreira recorrió el mundo cuando el Movimiento de Trabajadores Excluidos (MTE) y
No seamos una sociedad que cobija esclavistas. Por la vida de Ezequiel y tantos pibes explotados: ¡cárcel a los esclavistas! ¡Libertad para las víctimas!
Este lunes 8 ,
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