REFLEXION

PUEDEN ACUSARME DE HABER FRACASADO; PERO NUNCA DE NO HABERLO INTENTADO

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martes, 9 de noviembre de 2010

A PROPÓSITO DE LEALTADES Y RENUNCIAS

Los Renunciantes

Hace pocos días fue noticia la PUERTA DE LA CIUDADELA. Fue restaurada por especialistas en razón de algunos deterioros propios de su centenaria existencia. En mi enfermiza manía por los pequeños detalles históricos, recordé lo que leí hace mucho tiempo de ella. Su presencia nos indica el lugar exacto por donde se entraba a Montevideo. Cuando se demolieron las murallas, fue a parar por muchos años a la Escuela de Artes y Oficios. Por suerte a alguien se le ocurrió numerar las piedras, y pudo ser “puesta en su lugar” nuevamente. Parece ser buena idea darle ese destino a las “cosas de peso”.

Al parecer no había nada más que decir de ella... Salvo… ¡lo más importante!

Nadie se preguntó (restauradores incluidos) que significa ese rectángulo blanco, bien al centro de la puerta, sobre la entrada… más o menos de un metro por ochenta centímetros…

Los mas prácticos dirán: “será que taparon un agujero”. Otros, con mejor criterio quizás, pensarán que ocupa el lugar de una piedra que no se encontró. En fin…nadie le prestó la menor atención. Pero…

Ocurre que ese pequeño rectángulo de mármol está ocultando LA UNICA PRUEBA INDISCUTIBLE del fin de la dominación Española.

Cuentan las crónicas de la época que cuando Otorgues se hace cargo de la Plaza de Montevideo por orden de Artigas, al cruzar la Puerta apenas unos metros, pidió una escalera y con un martillo. HIZO AÑICOS EL ESCUDO DE ESPAÑA que se encontraba precisamente AHÍ.

Nos dice mas esta acción que toda aquella grandilocuente verborragia de “írritos, nulos y perimidos para siempre, etc., etc.” de la Asamblea de la Florida. Este hecho (y muchos otros por supuesto) disgustó a los vecinos (españoles en su mayoría) que vivían en Montevideo. Tenían derecho a tener “su corazoncito” ¡que embromar! Se quejaron de “malos tratos”, y Artigas les hizo caso. Lo sustituyó MIGUEL BARREIRO. Otorgues se incorporó a la lucha con Don Pepe y Barreiro quedó de Gobernador. Tres meses le había durado el cargo. No se enojó con Artigas por la destitución, pero debe de haber pensado: “Usted sabe lo que hace mi General, pero…” Siguió la lucha junto al “Protector” hasta que cayó prisionero en 1819. Fue enviado a ISLA DAS COBRAS junto con Lavalleja y Andresito. Artigas no se olvidó de ellos. Su último acto antes de internarse para siempre en el Paraguay, (Artigas solo pudo ingresar a Paraguay buscando aliados para seguir peleando, pero, Francia lo encarceló en el Convento de la Merced. Cuando Francia está por morir, ordena que lo engrillen ¡por las dudas! Con 76 años, ¡todavía era temido!-), fue enviarles todo el dinero que le quedaba con Francisco de los Santos. Lo liberaron en 1822, quizás considerando que sin Artigas se habían terminado los problemas. Ante los rumores de invasión lo toman prisionero nuevamente en 1824, por lo que no fue de partida con los TREINTA Y TRES. Cuando lo liberan y le ofrecen incorporarse a la Revolución, es probable que le haya extrañado “el cambio de Programa”. También es probable que RIVERA u ORIBE (o los dos juntos) le hayan explicado que “ahora la línea es declarar a la Provincia Oriental UNIDA A LAS DEMAS DEL RIO DE LA PLATA” ¿viste? La vieja FEDERACION, el sueño de Artigas… ¡ya fue!

En definitiva: “¡es lo que hay valor!” ¿Te sirve o no te sirve?

Fernando Otorgués, el guerrero indomable, el fiel soldado de Artigas, lo debe haber pensado un rato largo y…se sumó a la lucha. Su razonamiento debe de haber sido muy sencillo: mientras la Patria esté usurpada, solo una debe ser la tarea de los bien nacidos:

¡Menearles sable siempre / Que a ellos les duele / Que a ellos les duele…! (Canción de Eustaquio Sosa)

Después… ¡ya veremos después!

Volviendo a 1817, ante el empuje incontenible de las tropas escogidas de Portugal, Artigas ordena a Miguel Barreiro “ABANDONAR LA PLAZA, DESTRUIR LAS MURALLAS Y CLAVAR LOS CAÑONES”. Nunca encontré una referencia exacta del significado de “clavar los cañones”

Se puede inferir que sería algo así como “tirarlos desde lo alto de la muralla”, ya que al ser de hierro se romperían, facilitando la reconquista de la Plaza. Lo cierto es que el “fiel secretario de Artigas” como lo designan crónicas posteriores, accedió a súplicas de los vecinos (entre los que se encontraba Dámaso Antonio Larrañaga) y NO CUMPLIO LA ORDEN, retirándose de Montevideo junto a Joaquín Suárez y dejando murallas y cañones intactos. Joaquín Suárez tuvo la primera estatua que se erigió en el país, y fue ubicada en la plaza Independencia donde hoy está la de Artigas(- El pobre Artigas fue inmortalizado en esa estatua, y ¡se olvidaron de ponerle cojinillos a la montura!-)

Según una historiadora local (ex primera dama ella), debería volver a ponerse nuevamente en ese lugar, ya que este señor es el verdadero artífice del Estado Uruguayo y nuestro Prócer “sería una figura menor”. Nunca comprenderá esa señora, que sólo fue un enano en los hombros de un gigante. Estaba distanciado de Artigas desde 1814 en el segundo sitio a Montevideo. Cuando Artigas se retira del mismo por los consabidos tejemanejes de Buenos Aires, Joaquín Suárez no lo acompañó por considerar que la actitud del Prócer era “antipatriótica y poco digna” (Andrés Lamas. “Biografía de Joaquín Suárez”), ya que los compromisos con las Provincias Unidas, “debían ser respetados”

Por suerte cuando Dorrego lo invita a perseguir a Artigas, declinó el honor. Desde esa época abandonó la milicia y se dedicó a la política. Con mucho éxito por cierto.

Al día siguiente entró Lecor en Montevideo y se hizo cargo de la Plaza. Fue recibido con honores y mucha alegría por los vecinos agradecidos. Por esa época también abandonan a Artigas los hermanos Oribe. Nietos de José Joaquín de Viana, primer GOBERNADOR ESPAÑOL de Montevideo, hijos de LA MARISCALA, una de las fortunas más grandes de la Provincia. Pero no solamente lo abandonan, SE PASAN A BUENOS AIRES CON ARMAS Y BAGAJES. Lecor lo dejó pasar sin ningún problema. Debe haber pensado para sí: ¡Manuel es un amigo!

Portugal había enviado los “marines de la época”: las divisiones que habían derrotado a Napoleón en Waterloo. La elite de los ejércitos del mundo contra gauchos rotosos y mal armados. En ESE momento don MANUEL ORIBE se pasa a Buenos Aires con “el Batallón de Libertos y un Batallón de Artillería” que estaban a su mando, DISMINUYENDO A ARTIGAS EN ARMAS Y HOMBRES.Muchos historiadores se han ocupado del tema. Sin calificarlo, diré lo que me parece. El derecho me asiste, ya que ninguna teoría está avalada por el propio Oribe como hubiera sido deseable.

Siempre son muy ilustrativos los argumentos de los que defeccionan de una noble causa. Indefectiblemente esgrimen “el bien público” como se apreciará mas adelante en connotaciones mas recientes.

El diputado Borsari (del partido que fundó Oribe) sostiene en una página de Internet que fue por “discrepancias con Artigas por el lugar que ocupaba Rivera en el ejército”. Parece ser que no toleraba ser Sargento Mayor mientras que Rivera era Capitán. Esta desconsideración por parte del Jefe de los Orientales, la solucionaron las Provincias Unidas del Río de la Plata de un plumazo: lo nombraron Capitán a su llegada a Buenos Aires. ¡Méritos no le faltaban! Esta teoría también es sostenida por Francisco Bauzá, hijo del Coronel Rufino Bauzá, que, curiosamente, es UNO DE LOS QUE SE FUE CON ORIBE, abandonando a Artigas a su suerte. (Cualquier implicancia, es pura coincidencia)

Otra teoría dice que Oribe se puso en desacuerdo con Artigas y “discutieron muy fuerte, por su trato blando y condescendiente con gauchos e indios” Pero la más “sagaz” de todas la leí hace poco. ¡Esta si que es realmente buena! Parece ser que el buenazo de Manuel Oribe “fue engañado en su ingenuidad por las promesas del Director Juan Martín de Pueyrredon al que solo le movía el empeño de restarle elementos a Artigas”. Ante especulaciones tan disímiles como traídas de los pelos, creo que me asiste el derecho a elaborar mi propia teoría aunque no soy historiador. No obstante ello, creo que puede ser más creíble que cualquiera de las anteriores. Porque de una cosa sí estoy seguro: Artigas estaba pensando en Manuel Oribe (entre otros) cuando reflexionaba con tristeza:

LOS MAS FIELES SIEMPRE FUERON LOS MAS POBRES”.

Los cálculos de don Manuel deben de haber sido que las probabilidades de sobrevivir al empuje incontenible de tropas tan superiores en número y armas como las que invadían en ese momento la Provincia, eran muy pocas. ¿A que arriesgarse al cuete? ¡Desensillemos hasta que aclare!

Dicho de otro modo: ¡Le tembló la pera a don Manuel! ( Cuando yo era niño (puedo asegurarles que una vez lo fui) si queríamos disminuir a algún compañerito que hubiera”patrinqueado” (echado para atrás) en alguna circunstancia, lo canchereábamos diciendo: ¡te tembló la pera chiquito!-)

SE FUE Y CHAU.

En 1818 en Quegüay Chico Artigas es sorprendido por tropas de Lecor al mando de Bentos Ribeiro. Este le incautó todas las carretas y en una de ellas se encontró con una sorpresa mayúscula:

¡A don Miguel Barreiro ENGRILLADO!

Se encontraba así desde el año anterior, POR HABER DESOBEDECIDO LA ORDEN DE DERRIBAR LAS MURALLAS. ¡Así las gastaba el General con los que anteponían intereses particulares, cualesquiera que estos fueren, a los más sagrados de la Patria! No tenía por costumbre dejar cabos sueltos si estaba en su mano poner las cosas en su lugar

Estoy seguro que muchos lectores estarán pensando: ¿Y de Rivera no dice nada?

¡Pero como voy a olvidarme del “Pardejón”! ¡Si es la frutilla de la torta! Aunque todo cuanto yo pueda decir de este “prócer de la Patria” sería ocioso frente al gesto de inconmensurable dignidad de José Artigas al devolver sin abrir una carta que le enviara Rivera invitándolo a volver a su Patria donde le serían devueltos bienes y honores “!Ya no tengo Patria!” comentó con tristeza.

Su hijo José María se la había entregado.

¿Qué habrá pensado el viejo guerrero del hecho de que su propio hijo estuviera en el bando del más canalla de todos los traidores? Se le debe de haber roto el corazón al pobre viejo. Pero él siempre se sobreponía a los tragos amargos. Quizás haya reflexionado con Ansina entre mate y mate:

¡Ya no da criollos el tiempo! (“El remate” de Serafín J. García)

Aguantó a pié firme. ¡Viejo lindo! Sus últimas palabras fueron: ¡ENSÍLLENME MI CABALLO!

Quería entrar solo y de a caballo a la Eternidad pero se quedó para siempre en corazón de todos nosotros. Era “un tipo peligroso don José” como dice Galeano. Los tránsfugas deben de haber suspirado de alivio al enterarse de su muerte. Creo no ser el único que piensa que “el gran viejo” sigue en campaña. Cada tanto ¡aparece alguien…callado….humilde…tenaz!

¡No se dejen engañar por su figura o su discurso! ¡Observen su corazón! ¡Eso siempre lo delata! Una buena pista para los interesados es constatar que los humildes son su mayor preocupación y siempre lo desmerecen los que NUNCA ocuparán su lugar en la Historia. ¡Hazaña y pico sería poder lograrlo, pero nunca falta quien lo intente!

No voy a opinar más de este señor, “Barón de Tacuarembó” como fue galardonado por el otro Barón, el “de la Laguna”, que tuvo el descaro de levantarse en armas en 1836 cuando le reclamaron “los dineros de las tierras fiscales que vendió al norte del Río Negro” (Ver “Salsipuedes”).

Su consigna en esta ocasión fue: “el Gobierno se le rebeló a Frutos”. Otros tránsfugas como él lo premiaron con la primera Presidencia y al año siguiente masacró a los Charrúas en Salsipuedes engañándolos cobardemente. Buscaba gloria al anexar los Pueblos de las Misiones a la República ¡cuando había entregado todo el territorio al enemigo en 1820!

La Historia, la verdadera, la que duele, la que nos dice: ¡vamos que todavía se puede!, esa, lo puso en el sitio que corresponde.

El de los traidores

¡Las “cosas de peso, en su lugar”!. Como la Puerta de la Ciudadela.

Hay muchos que opinan que quizás no sería mala idea dar vuelta la página, aunque, sin entrar en mecanicismos inconsecuentes, se podrá constatar, como hechos tan lejanos en el tiempo, son tan cercanos en intenciones.

Por ese motivo no diremos, “la historia se repite”, pero… ¡pondremos las cosas en su lugar!

Por esa época uno tenía que estar preparado para lo peor.

No era cosa de vivir siempre alertas: solo cuanto, para evitar sorpresas. Sabido es por todos, que en emprendimientos tan azarosos e impredecibles como al que nos habíamos incorporado, puede ocurrir cualquier cosa. Un mismo hecho puede generar un héroe o un traidor. Solo un pequeño espacio los separa, y ese... ¡siempre lo ocupa la duda!

A la sombra de cada Leónidas (Rey de Esparta.: que con 300 (algunos dicen 5000) guerreros hizo frente al ejército persa de 1.000.000 (otros dicen 500.000) de hombres que comandaba el emperador Jerjes. Fue traicionado por EFIALTES que se pasó al enemigo y les indicó un paso por la retaguardia. Fue considerada la mayor hazaña de la Humanidad. Su esfuerzo posibilitó que Grecia pudiera prepararse para la defensa y rechazar la invasión. El objetivo se cumplió a cabalidad. La Patria agradecida homenajeó a sus Héroes con una simple placa que decía:

ACA MURIERON 300 GRIEGOS QUE CUMPLIERON CON SU DEBER , según estas últimas cifras, la relación era menor que la que enfrentó RAUL SENDIC, ya que “me contaron” que se enfrentó a 300 fusileros navales cuando les gritó:

“No me entrego porque todavía me quedan unos tiritos”) puede estar agazapado un Efialtes esperando su oportunidad.

Por eso no nos sorprendían los traidores, ni los renunciantes, ni los pusilánimes (Nunca mejor puesto el nombre: LOS QUE TIENEN PUS EN EL ALMA), ni los oportunistas, ni los soberbios.

Solo su nombre podía sorprender. Porque era alguien que conocíamos, que había estado a nuestro lado. Nos era imposible comprender un proceder tan distante, en alguien tan cercano. Pero había que seguir. Las revoluciones no se hacen únicamente con los buenos, me dijo una vez el viejo Raúl. Si no estamos atentos, nos va adormeciendo con sus trampas la vanidad, (¡esa señora que siempre se disfraza de necesidad!) y comienza un lento descenso como Ser Humano.

Atahualpa Yupanqui lo decía así:

La vanidad es yuyo malo / Que envenena toda huerta

Es preciso estar alerta / Manejando el azadón

Pero no falta el varón / Que la riega hasta en su puerta.

Pero Miguel Hernández lo expuso de forma magistral:

Aquellos que solo buscan / Librarse de sus cadenas

No las de los demás / Descienden pluma a pluma

Enmohecen y se arrastran

La mayoría de las personas viven huyendo del dolor, del sufrimiento, de la incertidumbre. De la propia muerte huyen. Para quedar expuestos a todo eso libremente (Nuestro Reglamento dice en su art. 1: “…es la uniónlibre y combativa de todos aquellos que son conscientes de su deber histórico”) sin que nadie nos obligue a ello, nos tiene que mover, necesariamente, un motivo superior. Pero antes de “cruzar la puerta” es necesario dejar atrás “esas” pequeñas aspiraciones personales. Como Otorgués, hay que hacer añicos a martillazo limpio los símbolos que nos atan a nuestras pequeñas miserias.

Las verdaderas guerras, las que cuentan, se libran dentro de uno mismo. Pero… No todos piensan de esta forma.

Por estos días apareció un librito… (“Historias Tupamaras” de Leonardo Haberkorn (Ed. Fin de Siglo)

El título ya me paspó. “Otro más, me dije: ¿será posible que no se terminen más los tejemanejes y los vayaytraiga?”

Pero… me ocurrió algo. Pude ver al autor en un programa de televisión muy conocido, que estaba acompañado por ¡Luís Alemañy!, renunciante del simposio de Viña del Mar.

Como decía anteriormente, uno estaba preparado para lo peor. Pero no para esto.

Conseguí el libro… ¡y ahí si fue el crujir de dientes!

En el prólogo nos cuenta el autor que fue a entrevistar a Mario Benedetti por un tema puntual: nada menos que un “reportaje DEFIN ITIVO, ABSOLUTO, que posibilitara al lector comprender TODO sobre la vida y obra del “más vendido” de los escritores uruguayos”.

¡Mamita! ¡Por fin alguien se ocupa de eso!

Pero… una frase de Mario, cambió totalmente su ruta de navegación.

Una gran duda nos quita el sueño: si una sola frase de Mario amerita todo un libro, ¿cómo pensaba encarar los ochenta y tantos libros, ensayos, poemas, artículos periodísticos, obras de teatro, etc., etc., etc?

Pero quizás yo esté exagerando, ya que con toda seguridad la revista GATOPARDO le haya proporcionado la derrota (Además de “otras” connotaciones, RUMBO DE NAVEGACION, según la Real Academia...) para ese titánico emprendimiento. O tal vez debamos reconsiderar el significado de los términos “definitivo, absoluto y todo”.

A lo mejor se aplican “sólo a ventas” ¡Debe ser eso! ¡Averiguar porqué vende!

Nos deja como “sobrevolando” la idea que nuestro querido Mario fue “muy injusto” con alguien que luego él se tomó el trabajo en entrevistar: el señor KIMAL AMIR. Luego de escucharlo, afirma que Benedetti está equivocado en “llamarlo traidor”. Nos explica que traidor fue Amodio Pérez. Sus extensas credenciales como creador de un suplemento del “Diario El País”, sus trabajos en “Aquí” y “Búsqueda” (no dice que tipo de trabajos), sus escritos en “Placer”, “Gatopardo”, “Etiqueta Negra” (¿será un catálogo de güisqui?) o su libro sobre “Pablo Bengoechea” seguramente sorprendieron al mismísimo Mario Benedetti.

¡Además es docente de una Universidad privada!

Gracias a este señor vengo a enterarme que el concepto “traidor” no es lo más abyecto que ensucia una noble causa.

Los traidores que se justifican van un poco más allá.

De haber estado en conocimiento de EL DANTE, hubiera ampliado un poco el círculo correspondiente. Para su desgracia, él solo supo de traidores simples.

El autor se encarga además de adelantarnos que “son piezas de un rompecabezas que hasta hoy fueron ignoradas” (¡Parece que ahora sí tenemos la historia completa!). Igual que en la Biblia, la piedra que fue desechada, pasó a ser la piedra angular del edificio. Por eso “aspira a que historiadores, académicos y periodistas las tomen en cuenta” (En eso estamos, aunque no integremos tan loables categorías. Pusimos el lomo nomás ).

Y así se nos descuelga con seis capítulos “todos novedosos” y nos cuenta lo que le cuentan y lo que no le cuentan lo lee de personas que le contaron (Cita por ejemplo al “tupamaro Miguel Ángel Olivera (Cristo) ´ (Pág.150) que nos instruye sobre “ética y moral revolucionarias” A ese mismo “tupamaro” yo le entregué una carta ORIGINAL de Raúl Sendic para ser depositada en el Museo de la Memoria. ¡Entregó una fotocopia y se quedó con el original! Prometí hacerlo famoso, y acostumbro a cumplir mi palabra. Algunos siguen cultivando sus pequeñas miserias, ¡con mucho éxito por supuesto! )

Algo así como que a alguien se le hubiera ocurrido “contar” en seis capítulos la “verdadera, novedosa y nunca contada historia del coronel (Grado máximo que le otorgó España) José Artigas, con los inéditos aportes de sus mas fieles y allegados lugartenientes Fructuoso Rivera y Manuel Oribe, adjuntándose tablas de sangre y libelo de Cavia (por supuesto)”

La defección nunca fue ni será un buen punto de partida para refutar la Historia.

Mucho menos debería serlo para un docente. Es muy curioso que alguien que se precia de tal y además nos aclara que es Coordinador Académico de Periodismo haya desestimado tan importante premisa. Pero afirmar que “el libro no tiene color partidario” es inadmisible. ¡La derecha agradecida! El CUQUI Lacalle ya se refirió a él en una entrevista, comentando que “lo había leído para recordar las monstruosidades que hicieron los Tupamaros”. En pleno año electoral (2009), que nadie se extrañe que sea un muy elocuente motivo de “reflexión” de este buen señor.

¿Sería muy arriesgado inferir que en realidad es esta la verdadera y subliminal intención del autor?

Quien escribe estas líneas, no es escritor, ni docente, ni nada. Fue un simple militante de base. Tampoco tuvo a su cargo a nadie. Solo intentó cumplir con su deber. SIEMPRE. Uno de los informantes del autor (renunciante por supuesto) se precia de haber tenido a su cargo a 500 compañeros. Además de ser full-time de Raúl Sendic. Pero nos deja bien claro que se siente “orgulloso de ser renunciante”.

Uno queda como escuchando un zumbido.

Uno no puede menos que preguntarse: ¿este señor nunca pensó cuando tenían un número grande de compañeros preparados para la lucha, logística y mucho dinero, que nos estaban abandonando a nuestra suerte con RAUL SENDIC en primer lugar? ¿Esto los hace sentirse orgullosos? Porque tienen que saber que TODOS esperábamos por ustedes.

Pudieron ser LEONIDAS, pero fueron Efialtes. Pudieron ser Otorgués, pero no solo no lo fueron, sino que se sumaron al bando de Oribe y Rivera, allanándoles el camino a los usurpadores de la Patria, que pudieron abocarse a sojuzgar al pueblo tranquilamente.

Fueron la última esperanza, pero... ¡les tembló la pera!

Es humano que los que no tienen “aquello”, fallen en el momento de la prueba.

No son despreciables por esto. Lo son ¡por preciarse de ello!

¡No aprendieron nada de Raúl Sendic! ¿Se les pasó por la mente que hubiera hecho él? ¿Los hubiera abandonado?

¡Ustedes saben lo que hubiera hecho! ¿Verdad que sí?

Todo esto es muy desagradable. No tenía ni idea que tendría que tocar el tema. Lo hago en la profunda convicción de si algo bueno hay en mí, lo fui recogiendo pacientemente en ejemplos heroicos de compañeros, muertos la mayoría en enfrentamientos y tortura, pero que aún viven en nosotros, como Blanquita, Fructuoso, Carlitos, Marcos, y tantos, tantos...como los que murieron después.

¡Cuidado señores!

“Confunden las estrellas, con las huellas que dejan los gansos en el barro” (Víctor Hugo “Los Miserables”)

Ricardo Infante Caminal

ricardoinfante366@hotmail.com

Tomado de postaporteña

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