VIGLIETTI 1
Había mucha expectativa por el libro de Zabalza. Todos los programas de televisión y radio se disputaban al “entrevistado”. El “Tambero” y el “Pepe” siempre son nota segura. Algún chascarrillo ocurrente, alguna quema de bandera, ¡algo pasa!
Siempre dispuestos, nunca se hacen rogar mucho. Yo caí en la volteada. Me enganchó que en la presentación del libro “Biografía”: estaba Daniel Viglietti como cierre. También que se efectuara en el Teatro “El Galpón”. ¡Es grande el Teatro!
Pero…en fin, hacia allí fui. Llegué temprano,… ¡por las dudas!,... nunca se sabe.
¡Lleno de gente! A la entrada una pila enorme de libros auguraban el éxito total. Contribuí a ello comprando uno. Entré a la sala y me senté, medio atrás nomás. Me gusta mirar la gente.
Escenario con una mesa pequeña con tres sillas. Dos micrófonos había.
Al rato aparece el “Bolita” Blixen y otra persona que no conocía. “Debe ser el autor, me dije”. Así era. Pasó un rato y apareció Jorge Zabalza. Con su hijo, venía.
El teatro estaba repleto, y todos aplaudían. Algunos lo hacían de pié. Yo consideré que no era necesario. Pero reconozco que también aplaudí. De buena gana lo hice.
Habló el “Bolita”. Luego lo hizo el autor. Un hombre joven, no aparentaba ni treinta años. Aprovechó la oportunidad para darle unos “buenos palos” al Gobierno. Todo normal. Terminaron los discursos y se anunció a Daniel Viglietti. Este estaba debajo de la escalera para subir al escenario, cuando se cruzó con Zabalza que bajaba. Hablaron un momento y noté que Viglietti quedó mirando como salía hacia la puerta...
Pasó al lado mío, lo saludaban al pasar pero él seguía de largo hacia fuera.
¡Acá pasó algo!, me dije. Presté atención a Viglietti, solo en el escenario frente a dos micrófonos. Se entretuvo bastante afinando. Creo que más de lo normal. Un momento después, tomó el micrófono con la mano y dijo, más o menos.
-Buenas noches a todos. En realidad yo tenía pensado que fuera una actuación a dos voces. Una especie de DIÁLOGO con Jorge Zabalza. Yo con la guitarra. Pero… ¡parece que no pudo ser! … La prensa lo está esperando en el hall y tuvo que concurrir.
¡Yo no lo podía creer! Salí para verlo. Casi no pude pasar por la cantidad de cámaras y flashes. Mucha gente también lo rodeaba.
Pasé como pude y salí despacio, a tomar aire fresco.
A lo lejos sentía “…no digo nombre ni seña, solo digo compañeros…”
¡Cuantas veces escuche esa canción! ¡Cuantas veces se me cayeron las lágrimas escuchándola! Cuando caía un compañero, esa canción nos decía: ¡vamos compañero, no se me quede! ¿Como agradecerle? ¿Quién puede agradecerle?
Por suerte conocí a quién si lo hizo.
Pero Daniel solo lo supo porque yo se lo dije un día….
TOMADO DE POSTAPORTEÑA
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