VIGLIETTI 2
RAUL "EL BEBE" SENDIC |
El ÉXITO no es una cosa tan buen aporque hay quien lo
confunde conel MERITO.
Es “amigo” de la superioridad, pero tiene un “enemigo”
a quien nunca engaña que es la HISTORIA.
“Los Miserables” (Víctor Hugo)
Siempre llegaba temprano a lo de Raúl Sendic, en Ejido. Siempre había algo que hacer. Atender la puerta era todo expectativa. Estar a la orden era mi tarea. Yo la cumplía con gran placer.
Ese día me abrió la puerta y me dijo:
-Tenés el mate pronto en el comedor. Yo estoy con unas periodistas, esperáme que tenemos que salir.
Fui al comedor, y junto al mate había diarios que me puse a leer. Transcurrió un rato.
Sonó el timbre. En la puerta había una señorita muy bonita que me preguntó si estaba Raúl. Le dije que sí, pero que estaba ocupado e iba a demorar un rato.
-Soy la compañera de Viglietti, me dijo.
-Vení, pasá, el viejo no demora mucho. Fuimos al comedor y la vi preocupada.
-¿Qué pasa?, pregunté curioso.
-Tengo una mala noticia para darle.
-¿Qué noticia?
-La Editorial decidió no hacer la Biografía de Raúl.
-¡¿Biografía?… ¿Qué Biografía?!
-¿No te dijo nada?
-Recién me entero, pero ¡no lo puedo creer…! ¿Como fue la cosa?
-Y…mirá, él hizo un primer borrador que a la Editorial no le gustó nada. Se lo devolvimos explicándole las correcciones que tenía que hacerle. No entendíamos que con la profundidad de las cartas a sus hijos, el texto quedara tan chato. Las hizo, pero fue peor. La Editorial no quiere arriesgar. No sé como decírselo.
-¿Y como se lo vas a decir?, ¡de una y de frente como todo!
-¿No se enojará?
-¿Enojarse Raúl por un libro? ¡Me estaba extrañando que lo escribiera!
Charlamos un rato de otras cosas. En eso salen las periodistas de la piecita del frente que funcionaba “el escritorio”. A la gente la sentaba en un catre que tenía allí.
Las acompañó a la puerta y vino al comedor. Saludó muy alegre:
-¿Cómo andás? Y Daniel ¿Qué es de su vida? Respuesta va, pregunta viene, llegamos a lo principal:
-¿Qué andás haciendo?
-Te traigo una mala noticia y el compañero me dice que te la diga de una nomás.
-¡Por supuesto, para que vas a andar con vueltas!
-La Editorial decidió no hacer tu Biografía.
Raúl la miró un momento y con esa media sonrisa socarrona que yo bien le conocía y le dijo:
-Bueno…y la mala noticia cual es, porque ¡esa es buena!
Ella quedó medio desconcertada, y yo también.
-¿En serio no te importa Raúl? Preguntó ella incrédula.
-¡Me sacás un peso de encima!
-¿Qué hago con el borrador? ¿Te lo traigo?
-¡Hacé lo que quieras con él! ¡Quemálo, tirálo…lo que quieras! A mi no me sirve: ¡tengo diarios empila para prender el fuego!
Estuvieron hablando un rato, pero de otras cosas. Después se fue.
Nosotros también nos fuimos. Íbamos en la camioneta no sé a donde y le pregunté:
-Ché Raúl, ¿como es el tema ese de la Biografía ? ¿Vos estabas escribiendo una?
-¡Que voy a estar! Mirá, la cosa fue así: ¿Te acordás la primera vez que fui a Europa?
En Francia me estaba esperando un gringo: me lo presentaron los compañeros. Me dijo que era dueño de una Editorial muy grande. Me dio un sobre que estaba lleno de plata. ¿Y esto por que es? Le pregunté. Me dijo que era un obsequio y que le gustaría publicar mi Biografía. “Los compañeros me dijeron que ni se me ocurra hablar de contrato ni nada de eso, solo le digo lo siguiente: si algún día quiere escribirla, acuérdese que yo estoy interesado”. Le devolví el sobre y le dije: No lo puedo aceptar.
¿Sabe que pasa? Si en el día de mañana los compañeros necesitan por alguna causa mi Biografía, yo no puedo estar atado a una promesa. Para mí la palabra vale más que un contrato. Muchísimo más.
Voy a Suiza, y… ¡otro gringo con un sobre! Creo que había más plata todavía. Se lo devuelvo también muy amablemente. Llego a casa y tengo tanta mala suerte que al rato aparece esta gurisa y me dice:
-Raúl, estoy trabajando en la Editorial Trilce y les prometí que ¡iba a conseguir tu Biografía!
-¡Me quedé helado! ¡Como le digo que no a la compañera de Viglietti! Vos sabés lo que fue para nosotros el flaco. ¡Y bué…empecé a escribir algo! Me lo devuelven al tiempo, porque me dicen que les interesaba como se llamaba el petiso que yo iba a la escuela, con quien me sentaba en clase… ¡esas cosas! ¡Y yo que sé como se llamaba el petiso! Yo les ponía una de “covoy” y atrás le enchufaba lo político que era lo que me interesaba. Pero a ellos no les interesó eso. ¡Por suerte!
Todo esto me lo decía mezclado con medias risas. ¡Realmente estaba muy contento!
………………………….
Hay muchas cosas que no me dijiste Raúl. Muchas que no escribiste. Demasiadas que no te pregunté. Pero todas estaban ahí, para el que quisiera verlas. Me enseñaste sin decírmelo que lo importante no es poner palabras una detrás de otra, sinó hechos, uno detrás de otro. Me enseñaste que el VERDADERO REVOLUCIONARIO no está en la forma, sino en el contenido.
“LAS PALABRAS NOS SEPARAN, LOS HECHOS NOS UNEN”
RICARDO INFANTE CAMINAL - postaporteñ@ - 2010-11-21
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