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sábado, 6 de noviembre de 2010

Misiones y la Plegaria del Buen Ladrón

Por Aníbal Hardy
Para ChacoMundo
Columnista

Misiones fue la provincia donde se desarrolló el primer proyecto colectivo que integró las comunidades guaraníes con europeos exiliados y perseguidos por sus ideas, como fueron las Misiones Jesuitas, donde la producción se repartía de manera casi democrática. Cuatro siglos atrás, la tierra roja misionera prometía un futuro para sus chicos, hoy con un gobernante de apellido y nombre francés, las cosas cambiaron mucho desde aquellos días: la desnutrición infantil acorta sus futuros.

“Murieron 206 niños en lo que va del año”, lo dijo el mismo gobernador de Misiones Maurice Closs; y agregó que “las nenas y los nenes que no comen bien todos los días llegan a los seis mil”, dicho esto en uno de los territorios más ricos de
la Argentina en recursos naturales, pero el más empobrecido como consecuencia de la concentración de riquezas en pocas manos.

Quizás sea hoy, en este mismo instante, el momento perfecto para que todos los argentinos renovemos nuestra sensación de unidad con nuestros semejantes.


Cerrar los ojos y ver al prójimo ayudando al prójimo en su necesidad. Imaginar a niños riendo y jugando juntos en perfecta armonía. Imaginar que aparte de los ciudadanos solidarios, las empresas constructoras y proveedores que ganaron fortunas licitando con el Estado, mas los funcionarios, que usan reiteradamente la muletilla: “
redistribución de la riqueza” , colaboren desinterezadamente con los niños misioneros, haciendo realidad el mentado programa Hambre Cero.

Conmemorando el Día de los Fieles Difuntos es bueno hacer recordar a funcionarios y empresarios, la plegaria del Buen Ladrón: «
Jesús, acuérdate de mí» (Lc 23,42).

Cuando los soldados llegaron al lugar llamado Calvario, crucificaron allí a Jesús y a los malhechores, uno a la derecha y otro a la izquierda. Uno de los malhechores colgados le insultaba: «¿No eres tú el Cristo? Pues ¡sálvate a ti y a nosotros!». Pero el otro le respondió diciendo: «¿Es que no temes a Dios, tú que sufres la misma condena? Y nosotros con razón, porque nos lo hemos merecido con nuestros hechos; en cambio, éste nada malo ha hecho». Y decía: «Jesús, acuérdate de mí cuando vengas con tu Reino». Jesús le dijo: «Yo te aseguro: hoy estarás conmigo en el Paraíso».

Lo de Misiones es otra crucifixión cometido por el Estado, al no analizar las prioridades. El Estado gasta grandes sumas en obras públicas faraónicas, no se distribuye equitativamente la riqueza y carece de políticas serias y efectivas. Todos saben que el hambre tiene culpables, está bien planificado, y los motivos es que el hambre es un disciplinador social que forma parte del proyecto del poder. Resultado: la tragedia del hambre.


El pueblo argentino espera que sus representantes nacionales, provinciales y municipales, sean los seguidores del actual proyecto “nacional” y “popular”, o los mismos que ayer apoyaron el lema menemista de “salariazo y revolución productiva”, o el lema alfonsinista de que “con
la Democracia se come, se educa y se cura”, no malgasten su tiempo en maratónicas sesiones de “rebautizar calles, avenidas y edificios” con el nombre del extinto ex presidente, y se preocupen se haga realidad la tan mentada “justicia social”, ya que en la hermana provincia de Misiones mueren niños desnutridos. Paradójicamente todos los creadores de estos falsos lemas, oficialistas y opositores hasta ahora nada dijeron con respecto a los niños pobres que se mueren de hambre en un país que unos conducen y otros deben controlar.

Ningún ciudadano, político o gremialista argentino podrá dormir tranquilo si tiene la sensibilidad necesaria para escuchar el ruido de las pancitas hambrientas de nuestros hermanos misioneros.

Tomado de Chaco Mundo



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