MARCELO BIELSA |
Juan Francisco Coloane (especial para ARGENPRESS.info)
Para comprender la naturaleza del fenómeno Marcelo Bielsa en Chile y de por qué se transforma en Persona Non Grata para el actual Gobierno hay que aproximarse someramente al contexto chileno.
La sociedad chilena por idiosincrasia, se mueve por los carriles de lo encubierto y la hipocresía. Esto es reconocido por una gran mayoría de chilenos. Se dice diariamente en la cotidianeidad. Nos sabemos hipócritas, se refleja en la narrativa de Isabel Allende .Pero más importante. En el registro fallido para reparar y hacer justicia con las violaciones de los Derechos Humano, se expresa la naturaleza hipócrita que se ha acendrado en el ciudadano chileno que ha sido cooptado para analizar y decidir por sí mismo.
Marcerlo Bielsa, en la parcela del fútbol de los jugadores que el adiestraba como coach, ha logrado revertir en parte esa dinámica de la mitad verdad y mitad mentira. En su relación con los medios, y sus entrevistas se presenta el ejemplo crudo.
Bielsa respondiendo a un periodista: “Para mí no da lo mismo lo que yo diga, porque sé lo que digo y para qué lo digo. Pero para usted probablemente será distinto. Puede que le dé lo mismo lo que yo diga porque le ordenan a que le dé lo mismo. Usted va a poner seguramente lo que le digan poner”. Era en una de sus primeras conferencias de prensa cuando el rosarino tenía más del 60% de la prensa deportiva chilena en contra y no llegaban los resultados.
El jugador chileno del Birminham de Inglaterra, Jean Beausejour, en una entrevista habla de la ética y de los valores que le ha entregado el entrenador argentino que sirven para enfrentar la vida y que no sermoneaba. En cambio comunicaba con el ejemplo. En una nota imperdible de Fluxá y Torrealba, titulada “Pucha Bielsa”, se resalta su vínculo con los amigos del barrio, con la gete de la calle, como que Bielsa sin quererlo, era un antropólogo ambulante, o tal vez como Oscar Lewis, metido en el meollo del ser social.
Lo de Chile para mi y por qué el actual gobierno de derecha lo convierte en Persona Non Grata, se explica en parte por su insularidad – un accidente- y por manufactura propia: el país no ha logrado conformar una república propiamente tal, que no sea a través del autoritarismo y el control represivo. Esto se ha mantenido desde el fin de la Segunda Guerra Mundial con la excepción muy breve del período de Salvador Allende (1971-1973), y en alguna medida el gobierno de Eduardo Frei Montalva, (1964-1970).
Chile ha sido un país pivote del macartismo y del anticomunismo en la región, solo comparable con las repúblicas centroamericanas. Es tal la represión y el carácter feudal del control político en Chile, que en el país no se han podido cobijar guerrillas y frentes políticos insurgente de la dimensión de las FARC, Sendero Luminoso, o del Zapatismo. En los años 60, es uno de los primeros países que rompe con Cuba, y Chile integra el grupo planificador de la Operación Cóndor y es también plataforma de lanzamiento del Plan Camelot.
El pedigrí del Estado de Chile y de algunas agrupaciones políticas en materia de conspiraciones y operaciones encubiertas es escasamente repetible globalmente. Los políticos que se ufanan de que en Chile existe una república no incorporan en su matriz el trato hacia la población aborigen y mapuche en particular. El trato a los jóvenes y los niños continúa siendo una zona oscura mientras se constata que a pesar de existir una nueva ley procesal hacia los jóvenes, se sigue encarcelando a adolescentes.
En Chile se miente quizás más que en otras partes, por esa idiosincrasia alambicada y conservadora de una elite del poder renuente a desarrollar dentro de su insularidad un cosmopolitismo abierto porque se transformaría en un factor de inestabilidad e insurgencia.
Hasta los informes de Naciones Unidas que se preparan en Chile, por ejemplo los de la CEPAL , entran en esa zona de la autocensura y del mensaje adocenado para no herir susceptibilidades políticas, y cuidando con sigilo lo que se puede decir. Chile aún vive en dictadura y auque muchos se dan cuenta, no logran formar una masa crítica de contestación a este fenómeno, por temor a la censura y la represión, y que ahora es más sutil y sofisticada. Tiene que ver con la supervivencia laboral y económica y con la acción redes cada vez más complejas para mantener el status quo.
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Tomado de Argenpress.imfo
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