Pascual Serrano/Correo del Orinoco
¿Qué importancia la daría el diario español El País a la noticia de que en Venezuela se produjeran contra el gobierno innumerables huelgas intermitentes y por turnos en transportes, enseñanza, servicios de recogida de basuras, energía y correos? Si tres millones de venezolanos se estuvieran manifestando contra Chávez. Si las cantinas escolares estuvieran en huelga en varias ciudades; los basureros de una de las principales ciudades del país no dejaran salir un solo camión; si todos los sindicatos de enseñanza llaman a una huelga de maestros en las escuelas primarias de Caracas. Si los sindicalistas tomaran el control de un peaje de autopista y dejaron pasar gratis a miles de automovilistas; si los ciudadanos de algunas localidades se estuvieran manifestando uno de cada dos días y casi 300 institutos siguieran cerrados.
Si tres cuartas partes de las refinerías del país estuvieran casi paralizadas, por huelgas o por bloqueos. Si la petrolera Total anunciase al Gobierno que se dispone a paralizar por completo sus seis refinerías, de las que depende más del 60% del abastecimiento del país. Si se tratase de un movimiento de protesta que tuviese el apoyo de dos de cada tres venezolanos.
Pero no, no sucede eso en Venezuela, a siete mil kilómetros de España, sino al lado, en Francia. Y sin embargo el día 14, la noticia de la huelga y movilizaciones en nuestro país vecino contra la reforma de las pensiones ocupaba el puesto 13 dentro de la sección de Internacional de El País.com, por detrás de noticias como “Saakashvili busca el apoyo del Cáucaso del norte frente a Rusia”. En su portada principal ni siquiera aparecía. Si íbamos a la sección de Europa, la noticia de la huelga, fechada dos días antes y con el récord de 166 comentarios, ocupaba el décimo lugar, por detrás de noticias como “La venta del Liverpool se enreda en los juzgados”. Sí, son odiosas las comparaciones.
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Tomado de argenpres.info
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