REFLEXION
PUEDEN ACUSARME DE HABER FRACASADO; PERO NUNCA DE NO HABERLO INTENTADO
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viernes, 22 de octubre de 2010
El regreso de los pibes
Carlos del Frade (APE)
El presidente francés, Nicolas Sarkozy, quiere extender la edad para acceder al beneficio de la jubilación. Cotizar de los 60 años a los 62 y de 65 a 67 para cobrar un sueldo pleno. Ajustar para que cierren las cuentas sobre la vida y la salud de los trabajadores.
Por eso millones de franceses salieron a las calles desde hace semanas.
Huelga general por tiempo indeterminado.
Pero hay un regreso.
Un sujeto vuelve a interrumpir en la historia y se convierte en el motor en la dinámica de los pueblos.
Son los pibes el corazón de la protesta.
Una vez más, los más afectados por el presente son los que pelean por el futuro de todos.
Allí están, asumiendo el centro de la historia en medio del hastío de tanta obscenidad y despilfarro de los que hacen ostentación las clases dominantes, allí están las pibas y pibes franceses cortando accesos a varias ciudades del país cuna de la ilustración, de los derechos humanos y del ciudadano.
Ya el martes 12 de octubre alrededor de tres millones y medio de personas coparon las arterias del país en contra de la medida de Sarkozy.
La huelga general está desnudando la fragilidad del sistema.
“Por una vida después del trabajo”, decía la consigna más repetida en las pancartas.
Los pibes franceses están lejos de esas edades pero muy cerca de la necesidad de las mujeres y hombres que sobreviven junto a ellos.
Y queman autos y demás bienes suntuosos porque están hartos de que les ordenen verse el ombligo. Están hartos que les digan que lo único está en el espejo. No. Los pibes franceses toman partido por los otros, por los suyos, por sus viejos, por el futuro.
En medio de la huelga y el terror que difunden los medios de comunicación sobre ellos, los chicos y chicas franceses están gritando al mundo que ya no tiene sentido el individualismo. Que ellos se la juegan por los demás. Que los pibes quieren una vida para todos, que la felicidad sea un derecho de las mayorías y no un privilegio de pocos.
Que si esa tierra alguna vez conmovió al planeta con aquella revolución que tronaba por la libertad, la igualdad y la fraternidad ya es hora que vuelvan hacerse realidad esas maravillosas y lejanas palabras.
Las clases dominantes están preocupadas por lo que pasa en Francia.
Dicen que falta petróleo, que los comercios no tienen clientes y que no saben qué va a suceder si siguen las huelgas y las protestas.
Pero en realidad le temen a los pibes.
A esos muchachos que retomaron la historia para hacerla más humana y con más sabor a vida plena.
Por eso el sistema tiene miedo.
Porque los pibes en Francia le acaban de anunciar al mundo en sus cantos de trinchera: “hasta la victoria”.
Tomado de Argenpress,info
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