REFLEXION

PUEDEN ACUSARME DE HABER FRACASADO; PERO NUNCA DE NO HABERLO INTENTADO

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lunes, 4 de octubre de 2010

CAMBIA. TODO CAMBIA






Quienes manejamos los rudimentos del materialismo dialéctico estamos convencidos que todo está en permanente proceso de cambio. El mentado proceso puede durar un segundo o un siglo dependiendo de factores internos y/o externos; pero no queda duda acerca del proceso en si. Esta es una ley universal a la que nada ni nadie puede escapar. Y los seres humanos no somos la excepción. San Pablo decía: cuando era niño, pensaba y actuaba como niño; ahora que soy hombre he dejado de lado las cosas de niño. Quería con ello explicar que no sólo su aspecto físico había cambiado, sino su ideología y su forma de ver el mundo y sus problemas. Había cambiado. Había, evidentemente evolucionado. En la película Un viaje en motocicleta, parte de Buenos Aires un muchacho a recorrer América por el hecho de hacer una pequeña aventura juvenil, y el contacto directo con la realidad de un continente sojuzgado y pisoteado hasta el cansancio nos deja al final un hombre que ha cambiado profundamente fruto de ese contacto. Salió el joven Ernesto Guevara y al final de ese azaroso viaje comienza a delinearse el Che Guevara.
¿A que vienen estas reflexiones?. Viendo la realidad de los últimos años vemos otros personajes que han sufrido esa suerte de metamorfosis.
Lula. Clase pobre. Luchador incansable por los derechos de los trabajadores y los marginados, (él fue uno de ellos), acompañó y apoyó la lucha de Chico Mendez en defensa de la selva y sus recursos. Deja la presidencia de Brasil con el triste record de que durante su mandato se depredó la amazonia como nunca se había hecho antes. Tala y quema de árboles, represas que modifican el habitat de decenas de miles de pueblos originarios sin tener en cuenta sus derechos.
Mujica. Sintió en su momento que había que derrumbar un régimen injusto y oprobioso con las armas en la mano y puso su pellejo en juego por esa idea. Hoy preside a ese mismo régimen que no ha dejado de ser injusto y oprobioso para el pueblo uruguayo.
Hebe de Bonafini. Todo un símbolo de la lucha por los Derechos Humanos, me animaría a decir a nivel mundial. Su fuerza, su coherencia entre dichos y hechos, (cosa impensada e inédita en nuestra sociedad), que le valió cuando menos el respeto de quienes no pensaban igual. La vemos y oímos, (asombrados y desconcertados), declarar su orgullo por ser kirchnerista. En buen romance, partícipe en la banda mafiosa mejor organizada de los últimos tiempos que se ha adueñado del país y cuya única política de estado es el latrocinio en gran escala. Ni que hablar que, en nombre y como consecuencia de esa política no ha habido derecho humano que no se haya pisoteado y desconocido en un grado tal que supera largamente lo que hizo la dictadura militar en su momento.
Como para muestra basta un botón podemos cerrar la lista por ahí nomás.
Y con sus ejemplos intentar sacar conclusiones.
Resulta más que evidente que estos personajes aquí considerados, han sufrido cambios más o menos profundos. Y si la dialéctica es la ciencia del cambio, ¿están todos en un pie de igualdad, siguiendo las mismas leyes?; ¿basta con que se verifique un cambio para adjudicárselo a un movimiento dialéctico de ese cambio?. ¿Guardan esos cambios la misma relación con el hombre y la sociedad que lo contiene?. Allí fue donde me asaltaron las dudas y afloraron algunas contradicciones aparentes. Si el cambio es el único requisito que exige la dialéctica para aparecer como ciencia entonces, para decirlo en términos discepolianos, da lo mismo que sea cura, colchonero, rey de bastos, caradura o polizón. En suma: el cambalache filosófico institucionalizado. Me entró el pánico. No me cerraban las cuentas. De ser así había desperdiciado una vida por seguir un ideal equivocado. Para seguir con el tango, pensé en comprar cinco de cianuro y esperar un martes trece. Hasta que recordé que los libros no muerden y me puse a repasar y repensar los conceptos que me habían dejado los viejos maestros. Y encontré la respuesta a mis dudas. Al menos la que suena lógica para mi gusto. El movimiento dialéctico se da como una espiral. Siempre hacia delante y hacia arriba. De modo que aunque en apariencia es circular, cuando completa el giro de 360º se encuentra en un escalón superior; no vuelve al mismo punto jamás.
Conclusión: para que un cambio se considere obra de la dialéctica debe tener indefectiblemente ese sentido de movimiento. Respiré aliviado. Ningún cambalache, no había gastado una vida en vano, y ya no hacían falta los cinco de cianuro.
Faltaba nada más realizar las comprobaciones del caso con esos cinco ejemplos de cambios.
Podemos decir que el denominador común, en estos casos al menos, es la redención del ser humano, la consecución de una sociedad realmente justa y equitativa donde el hombre pueda desarrollarse en plenitud. Pero mientras que Pablo y el Che mantienen su movimiento siempre hacia delante en esa lucha contra la respectiva clase dominante hasta que los encuentra la muerte como consecuencia de esa lucha, los otros tres, en algún punto del camino vuelven sobre sus pasos iniciando un movimiento de retroceso y son, desgraciadamente, funcionales a esa clase dominante.
Disipadas las dudas, con fe renovada en el ideal de lucha, sólo resta seguir en la trinchera, sabedores de que por más que las ruedas de la historia giren lentamente aplastarán en su momento a quienes han traicionado sus principios desandando el camino.

CHE CACHO

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