. No es un simple juego de palabras. A pesar de los neologismos, es ni más ni menos, el nuevo esquema que usa el poder real para seguir mandando en este mundo globalizado; la nueva estrategia para seguir sojuzgando naciones. Siempre en beneficio de sus intereses, por supuesto.
Mirando un poco la historia del continente vemos que mientras la “democracia” era funcional a esos intereses, era sostenida a capa y espada (más a espada que a capa). Y si por ahí algún pueblo se percataba de la maniobra y empezaba a luchar por sus intereses, y ,si en su concepto, la democracia no alcanzaba para ponerlo en vereda, se instalaba una dictadura que, con las manos libres de las formalidades democráticas, volvía a imponer el “orden” con métodos que ni la democracia formal podía aceptar. Así la detención ilegal, la tortura, la muerte, la desaparición, el genocidio, se instalaba en la sociedad hasta que todo volvía a la “normalidad”.
Así por décadas. Pero todo sistema sufre su desgaste y pierde funcionalidad. Los pueblos aunque sea a golpes aprenden. Y comienzan a despertar. A punto tal que hoy sería bastante improbable repetir el esquema tradicional pues despertaría un rechazo tal, que pondría en juego la existencia misma del sistema. Y eso, por supuesto, no les conviene. Queda mucho por robar y depredar en nuestros países y no lo van a desperdiciar gratuitamente porque a algún pueblo se le ocurra.
¿Qué hacer entonces?. Apelar a la creatividad (hay que reconocer que la tienen).
Y aparecen en escena los “gobiernos progresistas”. Nueva y pomposa denominación para los lacayos de siempre. Sólo el dar una mirada al mapa político de Latinoamérica me exime de todo comentario.
Estos gobiernos posibilitados por la ilusión de que los cambios profundos que la sociedad necesita, y con urgencia, se pueden realizar en paz y armoniosamente; encuentran de ese modo espacio y sustento. Avalados incluso por un sistema de elecciones tramposo, al que bautizan con el eufemismo de “la voluntad popular”. Y aparece con total claridad el nuevo esquema. Si es posible seguir robando y depredando sin despertar demasiadas protestas, tenemos una DEMODURA. Una democracia dura que permite algunos espacios, muy acotados por cierto, pequeñas válvulas de escape al reclamo popular. Pero si este reclamo se generaliza, y amenaza con hacer estallar la caldera, aparece en escena la DICTACRACIA. Una dictadura con ropaje democrático que de ser necesario reprime sin miramientos cualquier intento de reclamo popular por nimio que sea, pero que encierre la amenaza de hacerse generalizado.
De ese modo han logrado muy creativamente,(son unos capos del marketing), vendernos dos sistemas al precio de uno.
Claro que el precio no figura en el boleto de compra-venta. Pobreza, hambre, salud escasa o nula, educación poca y mala, super explotación, depredación y saqueo de nuestras riquezas naturales, etc, etc. Y a la hora de pagar ya no hay reclamo.
Estamos a las puertas de un nuevo “acto eleccionario” que no es más que la legitimación y la renovación de este perverso contrato
La pregunta es ¿hasta cuando?. Estuvimos cerca en la época del ¡que se vayan todos!. ¿Habrá otra?.
Solo el pueblo tiene la respuesta.
CHE CACHO
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