REFLEXION

PUEDEN ACUSARME DE HABER FRACASADO; PERO NUNCA DE NO HABERLO INTENTADO

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viernes, 6 de noviembre de 2009

¿QUE HACER? 2ª PARTE

En el artículo anterior hemos tratado de dar una visión un poco teórica de la respuesta a esa pregunta.
Trataremos de llevarla ahora a cosas más tangibles, cosas que esperan una respuesta concreta.
Tomando en cuenta los últimos resultados electorales nos enfrentamos a dos grandes derrotas a saber: 1º).- la clase dominante se llevó más del 80% de los votos, y 2º).- volvió a rechazar, como hace 20 años que se castigara como corresponde de acuerdo a la ley a los asesinos de la dictadura militar.
En el primer caso, previsible desde mucho antes según mis cálculos, se llega a esa definición por falta de una propuesta seria y superadora de las que están en danza. Una propuesta realmente revolucionaria, y que además la realice alguien medianamente creíble.
Según mi análisis, se da la situación política de partido único, el de la burguesía, con diferentes sub-lemas que van desde la derecha reaccionaria y fascista a una ultra izquierda supuestamente revolucionaria. Y el pueblo no ha hecho más que lo que supone lógico. Al faltar esa propuesta revolucionaria seria optó por el mal menor. Habrá que esperar a la segunda vuelta para saber a quien de los dos postulantes considera ese mal menor. Sabe perfectamente que de haber alguna mejora en su vida diaria, siempre será insuficiente para satisfacer sus necesidades y lo inspira aquello de que si no hay pan, buenas son las tortas. Y seguirá esperando.
Esto en líneas generales. El tema es un poco más profundo y da para sacar más conclusiones, pero eso ya depende de cada uno, aunque sería provechoso comenzar a juntarse a debatir estos temas fuera de los ámbitos partidarios. Aunque para muchos sea una herejía y para otros signifique quedar al descampado despojado del abrigo que supone la disciplina partidaria lo que los obligaría al menos a pensar con sus cabezas. Se que esto es difícil, pero toda la historia conocida de la raza humana ha sido superar hasta lo que parecía imposible. Si hubiéramos hecho la fácil todavía andaríamos viviendo en las cavernas y en poco nos diferenciaríamos del resto de los animales material o intelectualmente.
En cuanto a la segunda derrota, ésta si que deja una herida abierta. Que quizás no cierre nunca. Intentamos saldar la deuda con los compañeros caídos hace 20 años. No se pudo. La mayoría del pueblo no lo quiso. Se volvió a la carga ahora en circunstancias que aparecían como diferentes. Esa mayoría volvió a decir que no. ¿Qué hacer entonces?. Ir en contra de esa mayoría es descabellado, ir a favor es pisotear la memoria de los caídos, burlarse de las vicisitudes de los presos y torturados que aún están entre nosotros. Y volvemos al tema de los métodos. ¿Dejar de luchar?. Ni por joda. Solo nos resta encontrar el método. El usado hasta ahora ha quedado demostrado que no sirvió. De una cosa hay que estar conciente. La burguesía no permitirá que todos los criminales sean llevados a juicio y menos que menos condenados. Sabe que en otro momento puede llegar a necesitar a esa lacra social y no va a sentar el precedente de que una vez usados, les haga un nudito y los tire. Como mucho ofrecerá en holocausto a algún integrante de esa lacra para descomprimir la situación, pero nada más allá. Por cada uno que caiga cien quedarán impunes. Basta con ver la situación que se vive en Argentina y Chile para darse cuenta de que este razonamiento no está muy alejado de la realidad. Y será así mientras tenga el control de la sociedad. Resulta obvio que ellos también tienen su “plan cóndor” pero al revés. Este está destinado a salvaguardar a los represores que actuaron para salvar y resguardar sus intereses de clase.
Por eso se hace evidente, y yo agregaría casi imprescindible, impulsar una discusión colectiva que nos provea de una línea de acción sobre este tema. Donde nadie baje línea, sino que todos, en absoluta libertad puedan dar sus pareceres que contribuyan a una síntesis que luego el conjunto lleve a la práctica con posibilidad de éxito.
Dejé a propósito para el final comentar lo que para algunos es la tercera derrota.
El fracaso del plebiscito que permitiría a quienes hemos elegido ( voluntariamente o no) el exilio participar de pleno derecho en la toma de decisiones que implica un proceso electoral.
Personalmente creo que quienes no convivimos con la realidad del país más que a través de las noticias que recibimos por distintos medios, si bien podría asistirnos un derecho jurídico, no tenemos el derecho moral de influir en decisiones que para bien o para mal, soportarán quienes sí viven el día a día en el país.
Quienes andamos desparramados por el mundo participamos de otras realidades sociales, económicas y políticas y a ellas nos debemos.
La nostalgia, el dolor del desarraigo, el amor a la tierra en que nacimos, la angustia que nos deja la separación de nuestros afectos, nos acompañará hasta la muerte dondequiera nos agarre y seguiremos siendo orientales por derecho natural.
Pero esto es pura emoción. Y emoción y razón muchas veces no van juntas, y hay circunstancias en que la razón debe ser privilegiada aunque se nos estruje el alma. Creo firme y sinceramente que este es uno de esos desgraciados casos.

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